Hay una forma distinta de descubrir Campoamor: remando al ritmo del mar, en silencio, con la costa a un lado y el horizonte al otro. Así vivimos muchos de nuestros domingos: desde el agua.
Campoamor desde dentro (del mar)
En campoamor.com no solo hablamos de la costa… también la vivimos. Casi todos los domingos, a primera hora del día, los redactores de esta revista nos lanzamos al agua con nuestras tablas de paddle surf o en kayak. Nos encanta ese momento mágico cuando el sol asoma tímido por el horizonte, el mar está en calma total y apenas hay viento. Campoamor, en esas primeras horas, parece suspendido en el tiempo.
A veces nos acompañan amigos, colaboradores o simplemente amantes del mar que se suman a la experiencia. El pasado fin de semana, incluso alquilamos un «dragón» a la empresa Stella Maris de Cabo Roig –una embarcación de remo grupal– para practicar de cara a una futura Fiesta de Piratas que se está gestando en Campoamor.
Rutas que se descubren remando
Remar frente a la costa de Campoamor es abrir una puerta a un mundo que muchos no ven desde la orilla. Aquí algunas de nuestra sexperiencias:
La ruta de las calas escondidas
Bordeando los acantilados hacia el norte desde la Playa de la Glea, se descubren pequeñas calas casi inaccesibles por tierra, auténticos tesoros donde parar, bañarse y para aquellos que les gusta poder hacer snorkel ya que lo más impactante está bajo el agua: los fondos marinos están llenos de vida, con formaciones rocosas, muchos tipos de peces y amplias praderas de posidonia. Gracias a la transparencia habitual del agua el espectáculo está garantizado, incluso muchos días se ve todo desde la superficie del kayak como si fuese un acuario natural.
El espectáculo del amanecer
Hay algo profundamente especial en salir al mar cuando casi todo el mundo duerme. El silencio es total, apenas roto por el sonido rítmico del remo entrando en el agua. Campoamor, desde el mar al amanecer, es un lugar diferente.
El cielo comienza con un azul profundo que poco a poco se va tiñendo de morado, naranja y dorado. El sol aparece justo por detrás del horizonte, reflejándose sobre la superficie lisa como un espejo. En esos momentos, el mar está tan tranquilo que remar se convierte en una especie de meditación activa: cada palada es suave, fluida, sin prisa.
Desde el agua, la costa parece aún dormida, con las casas de la punta de Cabo Roig en contraste contra el cielo naciente. Se ven aves marinas sobrevolando en busca de su primer pez del día, y a veces incluso se cruza alguna familia de peces saltando junto a las tablas. Todo respira calma. Un día navegamos con nuestra piragua entre un grupo de delfines. Pincha para ver el artículo de los delfines junto a nosotros.
A veces no hablamos entre nosotros. Otras veces, compartimos algún comentario, casi como si fuera un ritual sagrado que no queremos romper con ruido. Algunas veces me llevo una cámara, pero la mayoría ya ni saco el móvil: preferiero guardar la imagen en la memoria.
Es difícil de explicar con palabras, pero hay una conexión casi íntima con el entorno en ese momento. Cuando regresas a la orilla, una hora y media después, con el sol ya alto, la sensación es clara: el día ya está ganado.
Consejos para disfrutar con seguridad
Remar en Campoamor es generalmente tranquilo, pero siempre hay que tener en cuenta algunos detalles:
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Elige bien la hora: la primera hora de la mañana es ideal. Además de regalarte paisajes únicos, evitarás el viento que suele levantarse a mediodía.
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Evita el viento de tierra (de oeste): puede parecer inofensivo, pero empuja mar adentro. Y lo que se va sin esfuerzo… luego hay que remar el doble para volver.
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Nunca está de más llevar chaleco salvavidas, gorra, protección solar, agua y algo de fruta o frutos secos y por supuesto un poco de dinero para el desayuno de despues de remar en el chiringuito de Playa de la Glea.
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Nos vemos en Campoamor.Imagen superior tomada por nosotros desde nuestro kayak. El mar era un verdadero espejo