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26 de marzo de 1244, en el castillo de Almizra (hoy Campo de Mirra, Alicante)
El sol de marzo caía brillante sobre las colinas secas de Almizra. El aire olía a romero, a polvo y a una tensión que se podía palpar entre los soldados que guardaban las murallas del castillo. Aquel lugar, perdido entre sierras, iba a decidir el futuro de dos reinos… y la frontera que siglos después aún reconocemos.
A media mañana apareció el séquito aragonés. Jaime I, montado en un corcel oscuro, avanzaba con porte regio. Vestía un manto azul ribeteado en plata y llevaba la corona ligera que usaba en actos solemnes. A su lado caminaba la reina doña Violante, con un velo blanco que el viento elevaba como una bandera serena.
Detrás de ellos venían sus nobles más cercanos D. Ginés de Moncada, D. Hugo de Folcaquer cuya mente siempre ocupada sobre viejos derechos feudales, D. Jimeno Pérez de Arenós, señor de Rebolledo, buen conocedor de aquellas tierras que algún día formarían el sur del Reino de Valencia.
Jaime I se volvió hacia ellos.
-Hoy no venimos a exigir —dijo con voz grave—, sino a evitar guerras futuras. Esta frontera que vamos a trazar permanecerá siglos… llegará incluso donde el mar bese la arena.
Los guardas de la muralla sur dieron la voz de aviso. Ya era visible el séquito castellano. El infante Alfonso, futuro Alfonso X, nada más atravesar la puerta descendió de su caballo con gesto firme. Le acompañaban D. Diego López de Haro, señor de Vizcaya; el maestre del Temple y el maestre de Santiago de Uclés, todos ellos atentos al más mínimo movimiento aragonés.
En el centro de la plaza de armas una mesa de madera vieja les esperaba. Alfonso fue el primer en hablar. – Castilla desea paz, pero necesita una salida clara hacia Murcia. Y para ello debemos conocer dónde empieza el reino vecino.
Jaime asintió. – Sentémonos. Tracemos una línea que respeten nuestros hijos y nuestros nietos.
Sobre la mesa de madera desplegaron mapas, cartas y antiguos pactos. Los nombres surgían como viejos fantasmas, Xàtiva, rica en sedas, Almansa, llave de la llanura, Villena y Caudete, encrucijadas inevitables. Castalla, Finestrat, la Muela… tierras de sierras abruptas que parecían hechas para ser fronteras.
La discusión se elevó.
—Si Castilla toma Villena —apuntó Folcaquer—, Aragón quedará encerrado sin paso hacia el sur valenciano.
El infante replicó:
—Y si Aragón se adueña de estas sierras, ¿Qué camino quedará a Castilla para llegar a Murcia?
La tensión creció hasta que Jaime I alzó la mano.
—Basta. Marquemos una línea desde Biar hasta el mar, pasando por collados y sierras conocidas. Lo que quede al norte será para Aragón; lo que quede al sur, para Castilla.
Jimeno Pérez de Arenós, que conocía bien aquellos territorios, añadió:
—Esa línea descenderá por las tierras de la huerta del Vinalopó protegidas por los castillos de Almansa, Elda, Petrer, Villena y por la parte de Aragón por los castillos de Xixona, Castalla y Busot
Los castellanos asintieron. López de Haro comentó:
—Si esa frontera es justa, Castilla mantendrá su salida al mar por Murcia sin disputas.
El infante Alfonso respiró hondo.
—Acepto la línea. Castilla avanzará hacia Almansa, Caudete, Villena y las tierras que abren camino hacia Murcia. Aragón extenderá su fuerza hacia Castalla, Finestrat y las tierras que un día serán valencianas.
La reina Violante sonrió con calma.
—Habéis trazado algo más fuerte que un mapa —dijo—. Una frontera que sobrevivirá a nuestras espadas y a nuestros reyes.
Cuando el sol se escondía tras las montañas, Jaime I y Alfonso estrecharon las manos. El pacto de Almizra estaba sellado.

Reflexión desde Campoamor.com
Este pacto fijaba que Orihuela pasaba a manos castellanas lo que significa que Campoamor hubiese sido territorio de la Región de Murcia.
Pero todavía queda la parte 2 de esta historia. No te pierdas el siguiente capítulo en nuestro blog
Referencia histórica:
El Tratado de Almizra (1244): cuando se fijó la primera frontera entre Castilla y Aragón
En la primera mitad del siglo XIII, las coronas de Castilla y Aragón se expandían hacia el sur aprovechando la debilidad de los reinos de taifas. Esa expansión simultánea provocó conflictos territoriales en el área que hoy corresponde a las provincias de Alicante, Albacete y Murcia.
Para evitar choques militares entre ambos reinos, se convocó un encuentro entre:
- Jaime I de Aragón, conquistador de Valencia;
- y el infante Alfonso de Castilla, futuro Alfonso X el Sabio.
El encuentro tuvo lugar el 26 de marzo de 1244 en Almizra (Campo de Mirra).
Allí se fijó una línea fronteriza que marcaba qué territorios podía conquistar y administrar cada corona.
La frontera acordada
El tratado estableció una línea clara:
- Para Aragón: los territorios al norte de la línea que unía Biar – Busot – Villajoyosa, y que proseguiría hacia el sur a través de sierras y huertas hasta llegar al mar.
- Para Castilla: los territorios al sur de la misma, camino natural hacia Murcia.
Esta línea, aunque descrita de forma general, quedó muy poco definida en la geografía y, precisó un acuerdo posterior que recogemos en el siguiente capítulo.
Nos vemos en Campoamor
Relato novelado basado en hechos históricos recogidos en Historia de Orihuela, Tomo I de Ernesto Gisbert, páginas 430 -431- 432
Consultado también Tratado de Almizra
Línea fronteriza del Tratado de Almizra, (Universidad de Alicante)
Fotografía de Alfonso X y Jaime I
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Nota- Este tratado fue el primero pero no el definitivo. Nuestra historia continua con otros personajes en el próximo capítulo en el verano de 1304 en Torrellas, no te lo pierdas.





