Cuando el Mediterráneo se vuelve plata y la calma se adueña del alma.
En invierno, Campoamor se transforma en un refugio para los sentidos. No hay multitudes, no hay prisas, solo el rumor del mar y la certeza de estar en el lugar correcto. Las fotografías son testimonio de una verdad que quienes vivimos aquí sentimos cada día: amar Campoamor no es una elección, es una forma de vida.
En Campoamor el invierno tiene un encanto que muy pocos lugares del Mediterráneo pueden igualar. Aquí, cuando la mayoría busca el ruido de la ciudad, nosotros seguimos saliendo a pasear junto al mar, respirando aire limpio y disfrutando de una luz que parece hecha solo para nosotros. Campoamor en invierno es una promesa de serenidad, belleza y vida tranquila, pero también de conexión con la naturaleza y con lo esencial. Estas diez fotografías lo demuestran.
1. Amanecer sobre el mar: un espejo dorado
Los primeros rayos del sol pintan el horizonte con tonos naranjas y dorados que se reflejan en el mar tranquilo. En invierno, el agua se vuelve lisa como un espejo, y el silencio solo se rompe por el canto de las gaviotas. Simplemente desayunar en tu terraza contemplando un espectáculo íntimo, perfecto para quienes aman empezar el día con la mirada perdida en el infinito.
2. Campoamor sobre el espejo.
Cuando el sol del mediodía llega a su zenit, el mar adquiere un tono plateado, se convierte en un espejo, es casi mágico. Es ese momento en el que la calma reina y los paseos en kayak se convierten en una terapia natural. Campoamor invita a escuchar al mar, a desconectar de todo.
3. Paseo nocturno bajo el puente de Campoamor
El puente que cruza el río Nacimiento es, en invierno, un rincón lleno de encanto. A veces el río lleva agua. Las luces del puente se reflejan en la superficie tranquila y crean un ambiente casi cinematográfico para los paseos nocturnos.
4. La nube sobre el mar
Un día de frío intenso, una sola nube queda suspendida sobre el Mediterráneo. La escena, capturada en una de nuestras fotografías, es pura poesía: una gota de cielo descargando un suspiro sobre el horizonte. Campoamor sabe ser melancólico, y también ahí reside su belleza.
5. El cielo de algodón
Los días fríos suelen traer nubes algodonadas, suaves y cambiantes. Forman figuras imposibles y dotan al cielo de una profundidad que parece tridimensional. Basta mirar hacia arriba para sentir que el invierno puede ser gris y bonito al mismo tiempo.
6. Acantilados de Aguamarina al atardecer
La luz cálida del atardecer baña los acantilados y los tiñe de ocres, naranjas y rojizos. El paisaje se vuelve un cuadro natural, una invitación al silencio. Es uno de esos lugares que hacen que el tiempo se detenga, donde solo importa el instante.
7. El rugir del temporal
Incluso los días de viento fuerte y oleaje tienen su encanto. Las olas rompen contra las rocas y levantan espuma que se funde con el cielo. Campoamor muestra entonces su cara más salvaje y poderosa, recordándonos que la belleza no siempre es calma, sino también energía y fuerza.
8. Desde el mar: tardes de pesca y atardeceres
El invierno invita a mirar Campoamor desde otra perspectiva: el mar. Muchos aprovechamos las tardes templadas para salir a pescar, disfrutar de la brisa y contemplar cómo el sol se esconde lentamente detrás de la costa. Desde el agua, las casas y los pinares se tiñen de oro, y el horizonte parece infinito. Solo por vivir un atardecer así, ya merece la pena salir al mar.
9. La catarata del río Nacimiento
Tras unos días de lluvia, el río Nacimiento cobra vida y, en uno de sus rincones, se forma una pequeña cascada. Muchos se sorprenden al descubrir que esa fotografía también es Campoamor. Naturaleza en estado puro, escondida a la vista de todos.
10. Un paseo por la playa de la Glea al atardecer.
Nos sorprende pero el río Nacimiento muchas veces vuelve a su origen y a desembocar en el mar. Un atardecer dando un paseo por la playa es un placer que solo los más privilegiados tienen la oportunidad de disfrutar.
En Campoamor el invierno no es una estación, es un estado del alma. Mientras otros lugares se cubren de movimiento, prisas y ruido, aquí seguimos respirando luz, mar y vida. Cada fotografía es una historia, cada rincón una invitación a detener el tiempo.
Por eso amamos Campoamor, por eso te invitamos a descubrir Campoamor en invierno.
Nos vemos en Campoamor
fotografías de JL Villaescusa y Raúl Fdez.




