Un contrabando «que tiene todo este territorio infectado de olor a tabaco, que, como yo no fumo, me tiene mareado...» Estas son las irónicas palabras que D. Ramón de Campoamor escribe al Gobernador de Alicante quejándose del contrabando de tabaco que estaba ocurriendo en su finca allá por mitad del siglo XIX.
El contrabando de tabaco en la finca de Campoamor era conocido de antiguo, ya en 1822 se produjo la incautación de varios alijos de tabaco en las playas de Campoamor. Unos alijos importantes pero que no impide que el contrabando siguiera en las playas de Campoamor, de hecho el Expendedor de Rentas Estancadas de Orihuela y Estanquero de Almoradí denuncia a la intendencia de Murcia un 5 de marzo de 1823 «El escandaloso fraude que circula por todas partes que ha llegado a cerrar por no realizar ninguna venta que hace de tabacos».
Esta persecución de los contrabandistas de Campoamor se inicia con la orden del Intendente de Murcia al Consistorio de San Miguel de Salinas para que tomara cartas en el asunto y realizara una persecución activa del fraude «cuya obligación debe V.S. desempeñar con exactitud en esta villa y su término, en inteligencia que si no cesa tal escandaloso contrabando, que tantos perjuicios ocasiona a la hacienda Nacional, será V.S. incluso incurso en responsabilidad que imponen las reales órdenes y se le exija por quien corresponda«. En otras palabras, el Intendente de Murcia le dice al Alcalde de San Miguel de Salinas que actúe contra el contrabando en Campoamor o de lo contrario se le aplicarán las leyes como si él fuera también contrabandista.
Por lo visto, el Alcalde de San Miguel de Salinas hizo lo que pudo y aunque incautó varios alijos, el contrabando de tabaco, como hemos podido comprobar continuó por lo menos hasta mediados de siglo.
Nos queda una imagen romántica de la situación, contrabandistas descargando en la playa de la Glea (La única playa que no tiene detrás un acantilado) fardos de tabaco y una docena de contrabandistas cargando en mulas para su traslado y comercialización en todo el territorio de Orihuela, Murcia y Alicante, todo ello bajo la mirada de D. Ramón de Campoamor que no tiene otros medios para impedirlo que denunciarlo al Gobernador de Alicante, evidentemente con talante irónico diciéndole que su finca huele mal, y no lo puede soportar ya que él no fuma.
Nos vemos en Campoamor
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No tenemos imágenes de contrabandistas en Campoamor así que la imagen de arriba es simplemente hojas de tabaco secas.
Referencia «La Dehesa de Campoamor» de Rafael Mellado