El municipio vecino de Pilar de la Horadada ha dado un paso adelante en la manera de mostrarse al mundo. Su Concejalía de Turismo ha presentado una nueva identidad de marca que busca reforzar la imagen del destino como un lugar auténtico, cercano y comprometido con la sostenibilidad.
Lejos de ser un simple cambio de logotipo, la propuesta quiere transmitir una idea global: Pilar de la Horadada es mucho más que sol y playa. Es naturaleza, tradiciones, hospitalidad y un estilo de vida mediterráneo que conecta tanto con visitantes como con los propios vecinos.
Una marca con alma mediterránea
La concejal de Turismo, Eva Martínez, destacó durante la presentación que esta nueva etapa no responde únicamente a una cuestión estética. El objetivo es mostrar de manera coherente todo lo que define al municipio: desde la fuerza de su litoral hasta la calma de sus parajes naturales, pasando por el valor de sus gentes y sus pueblos.
El logotipo juega un papel protagonista en este cambio. Diseñado con una tipografía propia –bautizada como Horadada– y una paleta de colores inspirada en el entorno, combina los tonos cálidos de la tierra y del paraje natural de Río Seco con los azules frescos de la costa en Mil Palmeras. Una fusión cromática que refleja la diversidad del municipio y refuerza su vínculo con el Mediterráneo.
Turismo responsable y de calidad
Con esta nueva identidad, Pilar de la Horadada quiere posicionarse como un destino turístico responsable, que apuesta por la calidad de vida local y una experiencia enriquecedora para quienes lo visitan. La estrategia se centra en un modelo más sostenible, donde el respeto al entorno y la puesta en valor del patrimonio natural son protagonistas.
Un vecino que inspira
Desde Dehesa de Campoamor, recibimos con interés esta renovación. Tener a pocos kilómetros un municipio que apuesta tan claramente por la sostenibilidad y la esencia mediterránea no solo refuerza la oferta turística de la comarca, sino que también enriquece a todo el entorno.
El nuevo rumbo de Pilar de la Horadada se convierte, así, en un ejemplo de cómo la identidad visual puede ser algo más que un logotipo: una declaración de intenciones hacia un turismo con alma, en equilibrio con el presente y mirando de frente al futuro.
Nos vemos en Campoamor
