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miércoles 30 julio 2025

Perseidas 2025. La noche de las Lágrimas de San Lorenzo

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Lucía y Marcos habían elegido bien. Habían estado hablando toda la semana sobre volver a ese rincón especial donde el cielo parece más grande y el tiempo más lento: la Playa de la Glea, en Campoamor. Una manta sobre la arena, algo de fruta fresca, una botella de vino y el murmullo hipnótico del mar componían su plan perfecto.

Eran cerca de las once cuando llegaron, justo cuando el último resplandor anaranjado del atardecer se fundía con el azul profundo de la noche. La brisa marina era suave, cargada del olor salado del Mediterráneo, y el vaivén pausado de las olas marcaba el ritmo de la noche.

—¿Crees que las veremos? —preguntó Lucía, mientras se tumbaba boca arriba, con la cabeza apoyada en el brazo de Marcos.

—Seguro. Las Perseidas no fallan. Y menos aquí, con este cielo limpio… —respondió él, mirando con una sonrisa hacia el firmamento, ya tachonado de estrellas.

Por unos minutos, ambos se quedaron en silencio. El tipo de silencio lleno, cálido, como si no hiciera falta nada más. Solo el rumor del agua, la arena fresca bajo los pies, y arriba, esa bóveda celeste infinita.

La primera estrella fugaz cruzó el cielo justo después de la medianoche. Fue rápida, blanca, pura.

—¡Ahí! ¿La viste? —exclamó Lucía, casi incorporándose.

—Sí… la vi. Pide un deseo —dijo Marcos, mirándola de reojo—. Aunque creo que ya se me ha cumplido.

Lucía sonrió, no dijo nada. Solo volvió a recostarse, esta vez más cerca. La segunda y tercera ráfagas de luz no tardaron en aparecer, trazando líneas efímeras que nacían cerca de la constelación de Perseo y se deshacían en un suspiro.

Alrededor, la playa permanecía en penumbra. Alguna pareja más, más lejos, algún niño curioso que señalaba con el dedo. Pero nada interrumpía esa atmósfera mágica.

—¿Sabías que a las Perseidas también las llaman «Lágrimas de San Lorenzo»? —comentó ella, con voz suave.

—Tiene sentido. Parecen lágrimas cayendo desde el universo. Aunque yo prefiero pensar que son como cartas que el cielo nos lanza para que no olvidemos pedir lo que realmente importa.

Lucía lo miró un instante. Quizá fue una mezcla de sal marina, noche estrellada o nostalgia, pero una emoción dulce le apretó el pecho.

—Pues entonces voy a pedir muchas cosas esta noche —susurró.

Y así lo hicieron. No sabían cuántos meteoros contaron ni cuánto tiempo pasaron allí tumbados. Lo que sí recordaron siempre fue esa noche donde el cielo lloró luz sobre el mar, y ellos decidieron quedarse quietos, bajo la inmensidad, escuchando las olas, compartiendo un deseo tras otro, como si el universo los escuchara de verdad.

NOTAS- Las perseidas son

Noche del 12 al 13 de agosto, especialmente desde las 02:00 h
Número de meteoros Hasta 100 por hora en condiciones ideales
Fase lunar Gibosa menguante, con luz lunar relevante que podría interferir
Lugar recomendado  lejos de zonas iluminadas
Orientación Hacia el NNE, donde se encuentra el radiante en la constelación de Perseo

 

puedes leer. Las perseidas. Quizás el mejor momento para enamorarse

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