El silencio se podía cortar esa madrugada del 12 de octubre de 1917 dentro del SM U-35, el Kapintänleutnant Lothar von Arnauld caminaba en su puente de mando con un silbato en su boca mientras miraba atentamente al cabo que manejaba el hidrófono, todos sabían que cruzar por sorpresa Cabo Roig podía traer un nuevo barco mercante a tiro de sus torpedos.
Estos submarinos eran tan pequeños que la tripulación se hacinaba en su interior y desde febrero de 1915 las órdenes eran de guerra sin restricciones «Uneingeschränkten U-Boot-Krieg», no se hacían prisioneros y se tenía que hundir cualquier barco, sobre todo mercantes aliados, que se pusieran a la vista.
El cabo del hidrófono hizo una señal a su comandante, nada, no se escucha nada, por fin un suspiro de tranquilidad entre todos los oficiales y suboficiales presentes. Esta Primera Guerra Mundial había forjado a los marineros alemanes del U-35 pero, aún así, todavía todos se estremecían cuando oían abrirse la compuertas de los tubos lanza torpedos, era el presagio de que la Muerte estaba a punto de llegar.
El comandante Lothar von Arnauld levantó su mano derecha para alcanzar el periscopio, lo bajó hasta la altura de su cara, miró durante más de un minuto, un minuto eterno para todos. – Libre, nada a la vista, subamos a superficie y aprovechemos para un esnórquel-
Los tres oficiales de mayor rango en el U-35 aprovecharon para subir a la vela del submarino, la mañana de otoño era fantástica, el mar estaba tranquilo y la luz empezaba a llenar de brillos esas playas de arena blanca. El comandante Lothar después de quedarse mirando a una de esas playas en la que desembocaba un riachuelo y que estaba rodeada de una magnífica pinada le preguntó a su segundo. – ¿Que dicen las cartas náuticas sobre esa playa?-
– Mi Comandante, esa playa se llama «de la Glea» y el riachuelo que desemboca se llama «Rio Nacimiento», es parte de la finca de un poeta español del siglo pasado.-
Un pensamiento abordó al Comandante. «Cuando acabe esta maldita guerra tendré que volver a ver estas playas en paz.»
Este pequeño episodio de la I Guerra Mundial está basado en la historia del U-35 que como se cuenta en el relato estuvo mandado por el Kapintänleutnant Lothar von Arnauld que tenía la orden de patrullar por la costa española del Mediterráneo, un U-35 que consiguió hundir a 226 barcos y dañar a 7 más (de los cuatro comandantes que tuvo este submarino, el comandante Lothar tiene el record ya que hundió 120 buques puedes leer el palmarés de barcos dañados o hundidos por Lothar von Arnauld a bordo del U-35 en este enlace), es el mayor palmarés de buques hundidos de la historia naval militar mundial.
Nuestro relato se desarrolla un 12 de octubre, los dos días siguientes, el 13 y 14 de octubre, el U-35 hundió entre Campoamor y Cabo de Palos cuatro buques mercantes, en concreto el Alavi (GBR), el Despina G. MIchalino (GRE), el Doris (ITA) y el Lilla (ITA).
Este submarino entró en servicio el 3 de noviembre de 1914, su primer Kapitänleutnant fue Waldemar Kopphanel y nuestro protagonista el Kapitänleutnant Lothar von Arnauld de la Perière tomó el mando del SM U-35 el 18 de noviembre de 2015 y lo gobernó hasta el 16 de marzo de 1918 en que fue relevado por el Kapitänleutnant Ernst von Voigt.
El comandante Lothar Von Arnauld ha sido el comandante de submarino con mayor palmarés, con diferencia, de la Historia naval militar universal. Llegó a ser nombrado Almirante pero un accidente aéreo al tratar de aterrizar su avión en el aeropuerto de Le Bourge en París, ocurrido cuando viajaba para su toma de posesión oficial, acabó con su vida.
El U35 puso en apuros al Gobierno de España, en teoría un país neutral, cuando un 21 de Junio de 2016 entró a Cartagena a repostar aunque la excusa oficial fue que este U-Boot tenía como misión entregar una carta del Káiser al rey Alfonso XIII en agradecimiento a la ayuda española prestada para la repatriación y refugio de las tropas alemanas del Camerún. Hay muchas postales en donde se pueden ver fotografías de este evento.
Hemos indicado que España era en teoría neutral pero habían muchas sospechas por parte del bando aliado de que este submarino recibía información y suministros desde las costas españolas y así quedó patente en varias quejas oficiales que los embajadores de Italia y Francia hicieron al Gobierno de Alfonso XII. ¿Quién sabe si desde nuestras playas de Campoamor se ayudaba a los submarinos alemanes?
Hemos querido contar esta pequeña historia para nuestra revista de Campoamor.com. Muchos desconocen que nuestro mar fue objeto de vigilancia y muerte por los submarinos alemanes durante la Primera Guerra Mundial. El U-35 no fue el único submarino de la zona, en nuestras costas también actuaba el U-39 al mando del Kapitänleutnant Walter Forstmann aunque este submarino solía «ir de caza» un poco más al sur buscando «la ratonera» (como los alemanes llamaban al estrecho de Gibraltar), y terminó su vida útil en Cartagena el 18 de mayo de 1918 cuando este SM U-39 entró en la base naval española con graves daños ocasionados por cargas de profundidad lanzadas desde hidroaviones franceses. Al pasar a manos de las autoridades españolas neutrales y estando cerca el final de la Guerra, no pudo volver al servicio activo.
También en nuestras costas estuvieron el U-38 y el U-34 que eran otros «lobos» que buscaban «caza» por el Mediterráneo español, aunque estos buques solían hacerlo más al norte, su zona favorita era entre las islas Baleares, Cataluña, Valencia y por supuesto Alicante.
Otra anécdota divertida pasó en Calpe cuando el U-35 emergió junto a un barco de pescadores, podéis imaginar el susto de los pescadores al ver al peligroso submarino a su lado, pero todo se quedó en un susto ya que el capitán Lothar Von Arnauld salió a la vela para indicarles que su intención era comprar pescado y así hicieron. Esa noche los tripulantes del U-35 cenaron pescado fresco de las costas alicantinas.
Enlaces de interés submarino U-35
Otros enlaces de interés: Artículo de La Verdad, cuando el U-35 entra en el puerto de Cartagena
Peligro, submarinos del diario El País
Los U-Boot
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